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Sinopsis

En la última edición de nuestro newsletter te explicamos por qué esto es así. Resulta que uno de los artículos científicos más influyentes de la HBR puso al feedback como algo que rara vez tiene efecto real en nuestro desempeño. Se supone que puedes ser mejor y mejor en tu trabajo si otra persona te dice lo que estás haciendo mal o bien. Pero eso simple y llanamente es una falacia. No es así.  A esa conclusión llegaron Marcus Buckingham y Ashley Godall.  Con el feedback las empresas definen un perfil ideal, y buscan que la persona se adecúe a las expectativas de desempeño de ese modelo ya establecido. Pero en la base de esta idea está la creencia de que el cerebro de los empleados son recipientes vacíos listos para ser llenados con nuestras “valiosas” apreciaciones… Y sabemos que en realidad no es así, según Buckingham.  El cerebro humano es una red compleja de neuronas que ya han establecido muchas cosas en las personas desde que son niños. No somos empaques vacíos. Otro problema del feedback