Informações:

Sinopsis

  “La gracia nos ha entrenado a rechazar y a renunciar a toda impiedad (inmoralidad) y a todos los deseos (pasiones) mundanos; y también nos ha entrenado a vivir en forma discreta (controlada, moderada), honesta, devota (espiritualmente plenos) en este mundo” (Tito 2:11-12, AMP) Cuando un atleta inicia su entrenamiento, practica para mejorar sus habilidades. Repite los mismos movimientos una y otra vez hasta que puede hacerlos con toda naturalidad. La mayoría sabemos que esa clase de entrenamiento físico es sumamente importante para poder triunfar en lo que se esté compitiendo. Pero ¿sabías que podemos entrenarnos de esa misma forma en lo que respecta a las cosas espirituales? ¡Así es! Leemos en Hebreos 5:14 que podemos entrenar nuestros sentidos físicos con el fin de llegar a discernir entre el bien y el mal. Cuando te entrenas o ensayas para algo, te estás exponiendo diariamente a lo que quieres llegar a ser. Lo ensayas y lo practicas una y otra vez hasta que puedas hacerlo con toda naturalidad. Las