Informações:

Sinopsis

  «El necio da rienda suelta a su enojo, pero el sabio sabe cómo calmarlo» (Proverbios 29:11) Una de las cosas que debemos aprender como creyentes, si queremos ser siervos fieles del reino de Dios, es cómo mantener nuestra boca cerrada. Muy pocos de nosotros nos hemos especializado en esa habilidad. Cuando nos enojamos por algo, pensamos que debemos anunciarlo a todo el mundo. Decimos: “Ahora mismo les diré lo que pienso”. No cometas ese error. Nadie quiere ni necesita saber lo que piensas al respecto—y si lo haces, terminarás distanciando a la gente y perjudicándote. En cambio, aprende a guardar silencio. Esto aplica especialmente en el área del conocimiento espiritual. Cuando el Espíritu Santo te da discernimiento acerca de una situación, no lo divulgues por toda la ciudad. Si lo haces, llegarás al punto donde el Señor no podrá confiarte con nuevas revelaciones, ni con el conocimiento de asuntos y situaciones. Yo lo he visto con mis propios ojos. He conocido de intercesores que han recibido revelacio